Leo en The New York Times las siguientes declaraciones de Rupert Murdoch, el media mogul de News Corporation: «I and senior management agree with the American public that this was an ill-considered project».
Estas afirmaciones las hacía en relación con la cancelación de una entrevista y la retirada de un libro del ex deportista O.J. Simpson, que fue acusado de asesinar a su mujer y el amante de ésta. Tras la absolución, O.J. simula qué habría hecho él en caso de haber decidido matar a la pareja. Patético.
Lo más fascinante de la situación es la doble moral que juega en torno a los medios estadounidenses. La retransmisión de su juicio y su aparición en numerosos medios de la corporación ha sido una constante desde mediados de los noventa. Nadie dijo nada. En cambio, cuando pretende rizar el rizo, Murdoch y los suyos se declaran defensores de la moral mediática.
¿Cuánto habríamos ganada si no hubieran jugado con el mismo reglamento a la hora de informar de la guerra de Iraq?
